El diálogo interno ha sido denominado «auto charla» (self talk) por el psicoterapeuta cognitivo Albert Ellis, y «pensamientos automáticos» por el psiquiatra Aaron Beck. Este último prefiere el término pensamientos automáticos «porque describe más adecuadamente la forma en que se experimentan los pensamientos como si fueran un reflejo, sin reflexión o razonamiento previo; y se graban como plausibles y válidos».
La mayoría de la gente charla con los demás de forma muy diferente de como lo hace cuando habla consigo misma. A los demás, normalmente se describen los sucesos de la vida como una secuencia racional de causa y efecto. Pero, al mismo tiempo, las personas pueden hablar consigo mismas con inusitada virulencia y desprecio.
El modo en que te hablas a ti mismo te define. Si lo haces con desprecio, cuestionando tu potencial y creyéndote menos que los demás, te estarás convirtiendo en tu peor enemigo. Al fin y al cabo, bienestar también es hablarnos con amor y respeto.
El dialogo interno cambia tu cerebro. Lo que te dices a ti mismo te define. Esa charla cotidiana que tienes contigo mismo puede fortalecer un gran número de áreas cerebrales para ayudarte a manejar mejor el estrés, regular tu estado del ánimo o ayudarte incluso a ser más resolutivo. Por el contrario, el habla negativa que desgasta puede llevarte sin duda a estados muy debilitantes y perjudiciales.
Fue de hecho, Lev Vygotsky, quien se preguntó por primera vez si el cerebro usa los mismos mecanismos cuando la persona habla en voz alta que cuando lo hace en silencio y para sí mismo. La respuesta a esta pregunta no puede ser más curiosa: diversos estudios nos demostraron que cuando mantenemos esas charlas internas tan comunes se activan áreas como el giro frontal inferior izquierdo (área de Broca) presentes también cuando nos comunicamos en voz alta.
El discurso interno es, por lo tanto, un fenómeno complejo y multifacético, tanto que deberíamos ser más conscientes sobre cómo afecta a nuestro cerebro y a nuestra salud psicológica. Un ejemplo, Charles Fernyhough psicólogo de la Universidad de Durham, en Reino Unido, nos explicó en su libro Voces Internas, que esa charla interna genera cerca de 4.000 palabras por minuto. Es decir, el diálogo interno trabaja 10 veces más rápido que el habla verbal.
Por tanto, todo lo que acontece en nuestra mente, cada idea, pensamiento, autoinstrucción y aseveración, tiene en nosotros un impacto enorme; tanto positiva como negativamente.
John H. Krystal, editor de la revista científica Biological Psychiatry y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, llevó a cabo un estudio donde demostrar el impacto de las emociones en nuestro cerebro. Algo que puso en evidencia cómo el diálogo interno negativo y persistente debilitaba múltiples estructuras neuronales haciendo a las personas mucho más vulnerables al estrés. Estructuras como la ínsula y la amígdala mostraban una elevada hiperactividad. Estas áreas relacionadas con emociones como el miedo o la atención hacia las amenazas de nuestro entorno nos sumen en ocasiones en estados de gran desgaste psicológico. Es más, no podemos dejar de lado que el diálogo negativo es ese sustrato que alimenta la ansiedad y que nos sitúa menudo, en el laberinto de una depresión.
Los seres humanos estamos programados para ver lo negativo y darle mayor importancia, esto es algo que hemos heredado de nuestros ancestros porque nuestros antepasados necesitaban estar alerta de todos los peligros para sobrevivir. Hoy en día que seamos capaces de ver los peligros es bueno, pero tender a ver lo negativo en la mayor parte de las ocasiones no lo es, para ello tenemos que entrenar nuestro cerebro en la otra dirección.
¿Por qué es tan complicado cambiar nuestro diálogo interno?
Porque prácticamente todos los pensamientos negativos que tenemos son inconscientes. Pueden ser visualizaciones (imágenes mentales) o verbalizaciones (con palabras) que surgen de manera espontánea. Beck fue el primero en desarrollar el marco teórico más influyente para abordar estos pensamientos y concluyó que son los causantes más directamente relacionados con la depresión. También dijo que son muy complicados de cambiar porque forman parte de nuestro diálogo interno, los damos por válidos y ciertos sin cuestionarios, son parte de nuestro ser.
Amarse a uno mismo, es el principio de la más bonita historia de amor que puedas tener.
Alfredo Bastida Caro. Codirector de Coaching Camp. Coach Personal y Health Coach. Experto en Inteligencia Emocional y Programación Neurolingüistica. Licenciado en Cc. de la Actividad Física y Deporte.
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